lunes, 2 de junio de 2014

Una pasión, un acto de generosidad, una ventana al pasado.


Un calor que llena el  alma, y un olor que  trae  recuerdos  es aquello  que  evoca  la canela, un horno prendido  o  el  chocolate, como  lo  dijo  Laura Esquivel  en su  novela  "los olores tienen la característica de reproducir tiempos pasados junto con sonidos y olores nunca igualados en el presente". Tener  en tus manos la posibilidad de llevar en  un viaje al  pasado a una persona, brindarles  un sentimiento  de paz y en algún punto  hasta de seguridad es una de las  mejores cualidades que  tiene un cocinero. Todos tenemos un  olor que  nos recuerda  a casa, a mamá y  a su  cocina; y  al  ser presentados  por  otra  persona no  queda mas que  rendirnos y  disfrutar el tren de recuerdos, razón por la cual comer es uno  de los  placeres mas grandes de esta vida  y el  poder crea  algo  que  la gente aprecie  de tanta manera es para mi  una de mis  mas grandes pasiones. 

El mundo en el que te sumerges al cocinar crea una sensación de calor y de amor que ha permitido hacer paces con el pasado y esperar nuevas experiencias relacionadas al sabor. Que la casa se llene de un olor penetrante a canela trae recuerdos de esos años en Lubbock cuando ese olor significaba un refugio del frío invierno. Crea un espacio de seguridad donde el mundo exterior se deshace y una calidad que muy pocos olores han podido lograr. 

Canela-para-bajar-de-peso-1.jpgLaura  Esquivel  menciono en la misma novela que "actualmente la cocina es el último reducto que el mundo civilizado nos ha dejado para ejercer la generosidad", el hecho  de hacer un pastel  por pensar que  alguien lo  necesita, por  que  alguien lo quiera, o por que creer que  es buen regalo  es razón suficiente para ponerse a cocinar, para desencadenar un sin fin de olores, sabores, y sonidos que  solo  se pueden encontrar en ocasiones como  esas, llenar las casas de alegría y  esperanzas, llevando  al cocinero a un sentimiento  de relajación y bienestar, teniendo la  capacidad de disfrutar de las pequeñas cosas.

Un momento para compartir y disfrutar de la vida, con aquellas personas que están dispuestas a disfrutar de tu momento creativo, de volverlos algo inolvidable es lo que siento al compartir esta pasión, una razón más para hacer algo por la gente, ayudarla de la forma más simple, escucharla. Disolver el frío invierno que encontráramos fuera de esas cuatro paredes que forman la casa. Risas, charlas, llantos, momentos inolvidables llenan el aire, mientras miras al pasado o al futuro, momentos que cuando repites la receta, llenan tu alma y tu casa. 


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