Un calor que llena el alma, y un olor que trae recuerdos es aquello que evoca la canela, un horno prendido o el chocolate, como lo dijo Laura Esquivel en su novela "los olores tienen la característica de reproducir tiempos pasados junto con sonidos y olores nunca igualados en el presente". Tener en tus manos la posibilidad de llevar en un viaje al pasado a una persona, brindarles un sentimiento de paz y en algún punto hasta de seguridad es una de las mejores cualidades que tiene un cocinero. Todos tenemos un olor que nos recuerda a casa, a mamá y a su cocina; y al ser presentados por otra persona no queda mas que rendirnos y disfrutar el tren de recuerdos, razón por la cual comer es uno de los placeres mas grandes de esta vida y el poder crea algo que la gente aprecie de tanta manera es para mi una de mis mas grandes pasiones.
El mundo en el que te sumerges al cocinar crea una sensación de calor y de amor que ha permitido hacer paces con el pasado y esperar nuevas experiencias relacionadas al sabor. Que la casa se llene de un olor penetrante a canela trae recuerdos de esos años en Lubbock cuando ese olor significaba un refugio del frío invierno. Crea un espacio de seguridad donde el mundo exterior se deshace y una calidad que muy pocos olores han podido lograr.
Laura Esquivel menciono en la misma novela que "actualmente la cocina es el último reducto que el mundo civilizado nos ha dejado para ejercer la generosidad", el hecho de hacer un pastel por pensar que alguien lo necesita, por que alguien lo quiera, o por que creer que es buen regalo es razón suficiente para ponerse a cocinar, para desencadenar un sin fin de olores, sabores, y sonidos que solo se pueden encontrar en ocasiones como esas, llenar las casas de alegría y esperanzas, llevando al cocinero a un sentimiento de relajación y bienestar, teniendo la capacidad de disfrutar de las pequeñas cosas.
Un momento para compartir y disfrutar de la vida, con aquellas personas que están dispuestas a disfrutar de tu momento creativo, de volverlos algo inolvidable es lo que siento al compartir esta pasión, una razón más para hacer algo por la gente, ayudarla de la forma más simple, escucharla. Disolver el frío invierno que encontráramos fuera de esas cuatro paredes que forman la casa. Risas, charlas, llantos, momentos inolvidables llenan el aire, mientras miras al pasado o al futuro, momentos que cuando repites la receta, llenan tu alma y tu casa.
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